Los niños que ven demasiada televisión tienen malos resultados académicos cuando son adultos
Cuanto más tiempo pasen delante del televisor, menos probable es que tengan un título universitario, incluso cuando se trata de niños inteligentes. Así lo aseguran tres investigaciones distintas publicadas este lunes.
Los críticos de dichas investigaciones dijeron, sin embargo, que estas no toman en cuenta adecuadamente los contenidos de los programas observados, pero los expertos argumentan que aun así los estudios respaldan la recomendación de que se debe limitar el acceso a la televisión para los niños.
Los hallazgos fueron publicados el lunes en el número de julio de la revista ‘Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine’ (Archivos de Pediatría y Medicina para Adolescentes).
Uno de los estudios incluyó a casi 400 alumnos de tercer grado de primaria del norte de California. Los que tenían televisores en su habitación registraron aproximadamente ocho puntos menos en exámenes de matemáticas y lenguaje que los que no tenían los aparatos en su recámara.
Un segundo estudio, efectuado a casi 1.000 adultos en Nueva Zelanda, encontró menores niveles de educación entre personas de 26 años que habían visto mucha televisión durante su niñez.
Una tercera investigación, basada en datos representativos a nivel nacional recabados a partir de casi 1.800 niños estadounidenses, halló que los que veían más de tres horas de televisión diarias antes de los 3 años tenían un desempeño ligeramente inferior en pruebas académicas y de inteligencia a los 6 y 7 años que los infantes que veían menos televisión. La diferencia fue marginal pero aun preocupante, dijo Frederick Zimmerman, investigador de la Universidad de Washington y coautor del estudio.
Las investigaciones tomaron en cuenta otros factores que también podrían haber influido en los resultados, como por ejemplo el nivel de ingresos del hogar analizado. Sin embargo, en su mayoría ignoraron otras investigaciones que “hallaron vínculos positivos entre el hecho de que los niños vieran programas educativos y su desempeño académico subsecuente”, según un editorial del Archives.
“Los cálculos confiables y válidos del consumo de televisión, incluyendo medidas basadas en el contenido, son cruciales para nuestra comprensión de los efectos de la televisión en los niños pequeños, en especial en los menores de 2 años”, afirmó el editorial.
Investigaciones anteriores han relacionado la exposición a la televisión en los niños pequeños con problemas de atención y dificultades para aprender a leer.
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los pequeños menores de dos años no vean nada de televisión, que los niños mayores no vean más de dos horas diarias de programas “de calidad” y que no tengan televisores en sus recámaras.
La Universidad de Otago estudió a más de 1.000 niños nacidos en la ciudad de Dunedin a partir de 1972 y siguió su evolución hasta que fueron adultos, y sus hábitos de ver la televisión.
La investigación encontró que los niños que se sentaron frente al televisor más horas tenían peores calificaciones cuando cumplieron 26 años. Los niños que había visto menos de una hora diaria de televisión fueron los que tenían la mejor calificación a esa edad.
"Estos resultados muestran que se podría mejorar la calidad de la educación en Nueva Zelanda si los niños vieran menos televisión", afirmó uno de los investigadores, Bob Hancox.
La cantidad de televisión que vieron ya de adolescentes no afectó a su educación y posibilidades de sacar un titulo universitario tanto como cuánta televisión vieron de niños, afirmó el experto.
"Parece que ver demasiada televisión de niño tiene un efecto no sólo negativo sino duradero en su éxito educacional", afirmó.
Según el estudio, los niños entre 5 y 11 años ven de promedio dos horas diarias de televisión, aunque el tiempo aumenta mucho los fines de semana.
Los que vieron la televisión más de tres horas diarias obtuvieron las peores notas en todos los niveles de educación.
Otros estudios han investigado los vínculos entre ver la televisión y el éxito educacional, pero esta investigación de la Universidad de Otago es la primera en seguir a un grupo de niños hasta llegar a adultos.
El estudio en Nueva Zelanda estuvo a cargo del doctor Robert Hancox de la Universidad de Otago en Dunedin, y en la investigación de California participaron Dina Borzekowski de la Facultad Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins y el doctor Thomas Robinson de la Universidad de Stanford.
Con AP y EFE
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