jueves, 29 de septiembre de 2011

¿SOMOS LIBRES?
(tomado del libro el arte de amar de Erich Fromm)

La sociedad capitalista se basa en el principio de libertad política, por un lado, y del mercado como regulador de todas las relaciones económicas, y por lo tanto, sociales, por el otro. El mercado de productos determina las condiciones que rigen el intercambio de mercancías, y el mercado del trabajo regula la adquisición y venta de la mano de obra. Tanto las cosas útiles como la energía y la habilidad humanas se transforman en artículos que se intercambian sin utilizar la fuerza y sin fraude en las condiciones del mercado. Los zapatos, por útiles y necesarios que sean, carecen de valor económico (valor de intercambio) si no hay demanda de ellos en el mercado; la energía y la habilidad humanas no tienen valor de intercambio si no existe demanda en las condiciones existentes en el mercado. El poseedor de capital puede comprar mano de obra y hacerla trabajar para la provechosa inversión de su capital. El poseedor de mano de obra debe venderla a los capitalistas según las condiciones existentes en el mercado, o pasará hambre. Tal estructura económica se refleja en una jerarquía de valores. El capital domina al trabajo; las cosas acumuladas, lo que está muerto, tiene más valor que el trabajo, los poderes humanos, lo que está vivo.  Tal ha sido la estructura básica del capitalismo desde sus comienzos. Y si bien caracteriza todavía al capitalismo moderno, se han modificado ciertos factores que dan al capitalismo contemporáneo sus cualidades específicas y ejercen una honda influencia sobre la estructura caracterológica del hombre moderno. Como resultado del desarrollo del capitalismo, presenciamos un proceso siempre creciente de centralización y concentración del capital. Las grandes
empresas se expanden continuamente, mientras las pequeñas se asfixian. La posesión del capital invertido en tales empresas está cada vez más separada de la función de administrarlas. Cientos de miles de accionistas «poseen» la empresa; una burocracia administrativa bien pagada, pero que no posee la empresa, la maneja. Esa burocracia está menos interesada en obtener beneficios máximos que en la expansión de la empresa, y en su propio poder. La concentración creciente de capital y el surgimiento de una poderosa burocracia administrativa corren parejas con el desarrollo del movimiento laboral. A través de la sindicalización del trabajo, el trabajador individual no tiene que comerciar por y para sí mismo en el mercado laboral; pertenece a grandes sindicatos, dirigidos también por una poderosa burocracia que lo representa ante los colosos industriales. La iniciativa ha pasado, para bien o para mal, del individuo a la burocracia, tanto en lo que respecta al capital como al trabajo. Un número cada vez mayor de individuos deja de ser independiente y comienza a depender de quienes dirigen los grandes imperios económicos. Otro rasgo decisivo que resulta de esa concentración del capital,  y característico del capitalismo moderno, es la forma específica de la organización del trabajo. Empresas sumamente centralizadas con una división radical del trabajo conducen a una organización donde el trabajador pierde su individualidad, en la que se convierte en un engranaje no indispensable de la máquina. El problema humano del capitalismo moderno puede formularse de la siguiente manera: El capitalismo moderno necesita hombres que cooperen mansamente y en gran número; que quieran consumir cada vez más; y cuyos gustos estén estandarizados y puedan modificarse y anticiparse fácilmente. Necesita hombres que se sientan libres e independientes, no sometidos a ninguna autoridad, principio o conciencia moral - dispuestos, empero, a que los manejen, a hacer lo que se espera de ellos, a encajar sin dificultades en la maquinaria social-; a los que se pueda guiar sin recurrir a la fuerza, conducir, sin líderes, impulsar sin finalidad alguna -excepto la de cumplir, apresurarse, funcionar, seguir adelante-. ¿Cuál es el resultado? El hombre moderno está enajenado de sí mismo, de sus semejantes y de la naturaleza. Se ha transformado en un articulo, experimenta sus fuerzas vitales como una inversión que debe producirle el máximo de beneficios posible en las condiciones imperantes en el mercado. Las relaciones humanas son esencialmente las de autómatas enajenados, en las que cada uno basa su seguridad en mantenerse cerca del rebaño y en no diferir en el pensamiento, el sentimiento o la acción. Al mismo tiempo que todos tratan de estar tan cerca de los demás como sea posible, todos permanecen tremendamente solos, invadidos por el profundo
sentimiento de inseguridad, de angustia y de culpa que surge siempre que es imposible superar la separatidad humana. Nuestra civilización ofrece muchos paliativos que ayudan a la gente a ignorar conscientemente esa soledad: en primer término, la estricta rutina del trabajo burocratizado y mecánico, que ayuda a la gente a no tomar conciencia de sus deseos humanos más fundamentales, del anhelo de trascendencia y unidad. En la medida en que la rutina sola no basta para lograr ese fin, el hombre se sobrepone a su desesperación inconsciente por medio de la rutina de la diversión, la consumición pasiva de sonidos y visiones que ofrece la industria del entretenimiento; y, además, por medio de la satisfacción de comprar siempre cosas nuevas y cambiarlas inmediatamente por otras. El hombre moderno está actualmente muy cerca de la imagen que Huxley describe en Un mundo feliz: bien alimentado, bien vestido, sexualmente satisfecho, y no obstante sin yo, sin contacto alguno, salvo el más superficial, con sus semejantes, guiado por los lemas que Huxley formula tan sucintamente, tales como: «Cuando el individuo siente, la comunidad tambalea»; o «Nunca dejes para mañana la diversión que puedes conseguir hoy», o, como afirmación final: «Todo el mundo es feliz hoy en día.» La felicidad del hombre moderno consiste en «divertirse». Divertirse significa la satisfacción de consumir y asimilar artículos, espectáculos, comida, bebidas, cigarrillos, gente, conferencias, libros, películas; todo se consume, se traga. El mundo es un enorme objeto de nuestro apetito, una gran manzana, una gran botella, un enorme pecho; todos succionamos, los eternamente expectantes, los esperanzados -y los eternamente desilusionados-. Nuestro carácter está equipado para intercambiar  y recibir, para traficar y consumir; todo, tanto los objetos materiales, como los espirituales, se convierten en objeto de intercambio y de consumo. 

martes, 9 de agosto de 2011

LA POBREZA Y LA RIQUEZA EN EL MUNDO

LA POBREZA Y LA RIQUEZA EN EL MUNDO

La pobreza se concibe como la situación que afecta a las personas que carecen de lo necesario para encontramos En otras palabras, la pobreza implica no tener la oportunidad de vivir una vida larga, sana, creativa y disfrutar de libertad, dignidad, respeto por sí mismo y de los demás.
Sus causas son múltiples, entre ellas se encuentran los problemas políticos, la crisis de los mercados financieros, los desastres naturales, la gestión inadecuada del medio ambiente –utilización incorrecta de los recursos naturales por parte del hombre–.
Incluso, existen distintas metodologías para medir la pobreza de los habitantes del planeta. Algunos utilizan indicadores de carácter pecuniario (producto bruto interno, PBI), otros tienen en cuenta cuestiones vitales (esperanza de vida, consumo diario de calorías, entre otros) y otros aspectos educativos (analfabetismo, etcétera). Además, cada uno de estos indicadores ofrece ventajas y desventajas y su aplicación depende del propósito que se persiga.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo presentó en el Informe Mundial de 1997 un índice de la pobreza humana, el IPH, cuyo objetivo fue incluir las diferentes características de privación de la calidad de vida. Este índice toma en cuenta las siguientes variables:
• porcentaje de la población con esperanza de vida menor a 40 años;
• porcentaje de adultos analfabetos;
• porcentaje de personas sin acceso a servicios de salud y a agua potable;
• porcentaje de niños menores de cinco años víctimas de malnutrición.
De acuerdo con este índice, la pobreza humana afecta a una cuarta parte de la población del mundo en desarrollo. Los países que se encuentran en los últimos lugares de la clasificación según el IPH ocupan también los últimos lugares de la :clasificación según el Índice de Desarrollo Humano. El África al sur del Sahara y Asia Meridional son las áreas donde la pobreza humana está más generalizada. Níger, Sierra Leona y Burkina Faso son los países del mundo que presentan los valores más altos, con más del 55% de la población en condiciones de pobreza.
A los fines de establecer una comparación internacional, se ha definido el umbral de pobreza como la línea fijada en un dólar diario por persona, suma considerada suficiente para adquirir los productos necesarios para sobrevivir.
En la actualidad, en el mundo en desarrollo 1.300 millones de personas viven con menos de un dólar diario y cerca de 3.000 millones, casi la mitad de la población mundial, con menos de dos dólares.
Cabria destacar que el hecho de que los países industrializados alcancen los porcentajes más bajos de pobres, no significa que en esos países no los tengan, pues el problema de la pobreza es mundial. Lo que sucede es que en esos países, la mayoría de sus habitantes no son pobres y gran parte tiene acceso a condiciones dignas de vida. En cambio, en los países en desarrollo, existe un predominio de pobres y una minoría de ricos, en otras palabras una marcada polaridad social. 



lunes, 30 de mayo de 2011


LA PRODUCCIÓN 

este vídeo nos muestra las diferentes fases de la producción para reforzar de esta manera los contenidos de la clase.


lunes, 16 de mayo de 2011

El mes de la afrocolombianidad


La afrocolombianidad es la representación étnica de nuestra raza negra colombiana, es cultura, sabor, color, tradición; es la representación de una raza que desciende directamente de los negros africanos. Esta raza la cual entro a nuestro país por medio de los españoles, los cuales los trajeron como mano de obra para sus trabajos pesados; ya que nuestros indios no estaban acostumbrados a trabajos fuertes y pesado

Tipos o clases de los afrocolombianos y los afrodescendientes:

  • Negra - Negro
  • Morena - Moreno
  • Mulata - Mulato
  • Zamba - Zambo
  • Palenqueras - Palenqueros
  • Raizal
Esa cultura africana que trajo un conjunto de aportes y contribuciones, materiales y espirituales, desarrollados por los pueblos africanos a nuestro país y que al pasar de los tiempos se han mezclado con razas regionales y se han fusionado culturalmente y ha dado origen a la nueva cultura la cultura de la afrocolombianidad.

afrocolombianos

Los valores mas importantes de esta identidad étnica afrocolombianidad son los siguientes:
  • El proyecto de vida afrocolombiano
  • Los derechos históricos, étnicos y ciudadanos
  • La condición humana o humanidad.
  • La africanidad
  • El Ser afrocolombiano
  • El Cimarronismo
  • El patrimonio cultural material e inmaterial
  • El patrimonio territorial y biodiverso
  • La legislación afrocolombiana
  • La etnoeducación afrocolombiana
  • El panafricanismo
  • El proceso organizativo, social y étnico
  • El proyecto político étnico
  • La historia afrocolombiana
  • El hombre y la mujer afrocolombiana

lunes, 7 de febrero de 2011




Los niños que ven demasiada televisión tienen malos resultados académicos cuando son adultos
Cuanto más tiempo pasen delante del televisor, menos probable es que tengan un título universitario, incluso cuando se trata de niños inteligentes. Así lo aseguran tres investigaciones distintas publicadas este lunes.
Los críticos de dichas investigaciones dijeron, sin embargo, que estas no toman en cuenta adecuadamente los contenidos de los programas observados, pero los expertos argumentan que aun así los estudios respaldan la recomendación de que se debe limitar el acceso a la televisión para los niños.
Los hallazgos fueron publicados el lunes en el número de julio de la revista ‘Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine’ (Archivos de Pediatría y Medicina para Adolescentes).
Uno de los estudios incluyó a casi 400 alumnos de tercer grado de primaria del norte de California. Los que tenían televisores en su habitación registraron aproximadamente ocho puntos menos en exámenes de matemáticas y lenguaje que los que no tenían los aparatos en su recámara.
Un segundo estudio, efectuado a casi 1.000 adultos en Nueva Zelanda, encontró menores niveles de educación entre personas de 26 años que habían visto mucha televisión durante su niñez.
Una tercera investigación, basada en datos representativos a nivel nacional recabados a partir de casi 1.800 niños estadounidenses, halló que los que veían más de tres horas de televisión diarias antes de los 3 años tenían un desempeño ligeramente inferior en pruebas académicas y de inteligencia a los 6 y 7 años que los infantes que veían menos televisión. La diferencia fue marginal pero aun preocupante, dijo Frederick Zimmerman, investigador de la Universidad de Washington y coautor del estudio.
Las investigaciones tomaron en cuenta otros factores que también podrían haber influido en los resultados, como por ejemplo el nivel de ingresos del hogar analizado. Sin embargo, en su mayoría ignoraron otras investigaciones que “hallaron vínculos positivos entre el hecho de que los niños vieran programas educativos y su desempeño académico subsecuente”, según un editorial del Archives.
“Los cálculos confiables y válidos del consumo de televisión, incluyendo medidas basadas en el contenido, son cruciales para nuestra comprensión de los efectos de la televisión en los niños pequeños, en especial en los menores de 2 años”, afirmó el editorial.
Investigaciones anteriores han relacionado la exposición a la televisión en los niños pequeños con problemas de atención y dificultades para aprender a leer.
La Academia Estadounidense de Pediatría recomienda que los pequeños menores de dos años no vean nada de televisión, que los niños mayores no vean más de dos horas diarias de programas “de calidad” y que no tengan televisores en sus recámaras.
La Universidad de Otago estudió a más de 1.000 niños nacidos en la ciudad de Dunedin a partir de 1972 y siguió su evolución hasta que fueron adultos, y sus hábitos de ver la televisión.
La investigación encontró que los niños que se sentaron frente al televisor más horas tenían peores calificaciones cuando cumplieron 26 años. Los niños que había visto menos de una hora diaria de televisión fueron los que tenían la mejor calificación a esa edad.
"Estos resultados muestran que se podría mejorar la calidad de la educación en Nueva Zelanda si los niños vieran menos televisión", afirmó uno de los investigadores, Bob Hancox.
La cantidad de televisión que vieron ya de adolescentes no afectó a su educación y posibilidades de sacar un titulo universitario tanto como cuánta televisión vieron de niños, afirmó el experto.
"Parece que ver demasiada televisión de niño tiene un efecto no sólo negativo sino duradero en su éxito educacional", afirmó.
Según el estudio, los niños entre 5 y 11 años ven de promedio dos horas diarias de televisión, aunque el tiempo aumenta mucho los fines de semana.
Los que vieron la televisión más de tres horas diarias obtuvieron las peores notas en todos los niveles de educación.
Otros estudios han investigado los vínculos entre ver la televisión y el éxito educacional, pero esta investigación de la Universidad de Otago es la primera en seguir a un grupo de niños hasta llegar a adultos.
El estudio en Nueva Zelanda estuvo a cargo del doctor Robert Hancox de la Universidad de Otago en Dunedin, y en la investigación de California participaron Dina Borzekowski de la Facultad Bloomberg de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins y el doctor Thomas Robinson de la Universidad de Stanford.
Con AP y EFE